Es menester acreditar ante el mundo que los principios que dieron origen a nuestras instituciones y a la Conferencia, siguen siendo válidos; que la lucha contra la pobreza y la ignorancia, contra la insalubridad y la desnutrición, contra la enfermedad y la muerte, requieren del redoblamiento de esfuerzos y que nuestras instituciones están dispuestas a ello; que de cara a los retos que representa combatir simultáneamente los ancestrales problemas de nuestros pueblos y los nuevos que trae aparejada la conformación de la sociedad actual, encontramos respuestas, reorientamos caminos y somos capaces de avanzar.

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